Etiopía se cristianiza en el Siglo IV al estar desde el siglo I, a principios de la era cristiana, en el camino de un comercio muy activo con el Mar Rojo, debido a lo cual la llegada de comerciantes judíos y cristianos fue relativamente fácil.

El rey Ezana será el primer rey cristiano de Etiopía y se le considera el Constantino Etíope. Fue él quien convirtió la religión cristiana en religión oficial en el año 327 y así seguirá hasta 1974 año en el que el golpe de estado marxista de Mengistu proclamó la libertad de culto.

Hoy en día el cristianismo en Etiopía va perdiendo posiciones respecto al Islam al igual que sucede en el resto del mundo. Casi la mitad de la población de Etiopía es cristiana pero el islamismo va subiendo cada vez mas, superando ya el 35% desde hace unos años. También hay un cierto abandono del cristianismo etíope en favor de otros modos de cristianismo, como por ejemplo, el protestantismo y otras de sus variedades o ramas. Una posible causa de ello es que el culto cristiano es en lengua Geez que, al ser una lengua muerta y solamente dedicada a la liturgia, no llega a la población. Es lo mismo que pasó en Occidente con el Latín, cuyo uso alejaba a los fieles del culto, al no ser entendido. Al mismo tiempo, otras religiones se presentan de forma más abierta y fácil para el seguimiento de los fieles.

La llegada del cristianismo a Etiopía es contada por un historiador bizantino de nombre Rufino quien escribe en el Siglo VI una crónica sobre las naciones cristianas del momento y describe en ella cómo Etiopía se convirtió al cristianismo. Cuenta Rufino:

Meropio, filósofo de Tiro, deseando conocer la India, se puso en viaje tomando consigo a dos muchachos familiares suyos. El más joven se llamaba Edesio y el mayor Frumencio. Cuando sus almas y sus ojos se habían saciado de ver cosas y cuando habían iniciado ya el viaje de regreso, la nave en que viajaban fue abordada en un cierto puerto y los pasajeros pasados a filo de la espada. Sólo los dos jóvenes que estaban en aquel momento bajo un árbol preparando sus lecciones, fueron preservados de la muerte y llevados ante el rey. Este les tomó gran cariño. A Edesio lo hizo copero y a Frumencio, viendo que era sagaz y prudente, lo hizo tesorero y secretario. Al cabo de algún tiempo el rey murió cuando su hijo y heredero era todavía un infante. La reina suplicó con lágrimas a los dos hermanos que no se fueran en aquel difícil momento y que la ayudaran en las tareas del gobierno. Frumencio tomó entonces las riendas del reino. Dios movió su corazón a preocuparse de los mercaderes romanos que profesaban el cristianismo y a animarlos a que organizaran el culto. Él mismo les proveía de terrenos para que construyeran lugares de oración e iglesias, e hizo cuanto estuvo en su mano para fomentar el crecimiento de la semilla cristiana. Cuando el príncipe llegó a la mayoría de edad, los dos hermanos entregaron fielmente la administración y pensaron en volver a su tierra. Aunque el príncipe, que es el futuro rey Ezana, y la reina les rogaron que se quedaran, ellos insistieron en marcharse. Edesio volvió a Tiro junto con su familia. Frumencio fue a Alejandría para informar al patriarca Atanasio acerca de la existencia de muchos cristianos y a suplicarle que les enviara un obispo. Atanasio, después de considerar atentamente la cuestión, dijo a los sacerdotes ante él reunidos. ¿A quién otro podemos encontrar en quien resida el espíritu de Dios mejor que en ti, Frumencio, que fuiste capaz de realizar tales obras? Y después de ordenarle sacerdote y consagrarle obispo, lo mando de regreso al lugar de donde había venido. Vuelto a Etiopía fueron innumerables los milagros que realizó y el número de bárbaros que convirtió a la fe.

Esta es la leyenda que nos llega sobre cómo se promueve en un primer momento la instalación y propagación de la fe cristiana en Etiopía. Cabe decir que, en general, las evangelizaciones de los países, ya en estas épocas tardías (estamos en el S. IV), se realizan allí donde hay comunidades judías. Son ellos los que pueden comprender el mensaje de renovación mesiánica que implica el cristianismo. Por eso Etiopía fue lugar abonado para esta predicación ya que había muchas comunidades judías asentadas allí.

 
El rey Ezana

Se ha encontrado en Axum una piedra tallada que por estar escrita en griego, sabeo y geez, es considerada como “La Piedra Roseta etíope” en tanto que ha permitido descifrar el sabeo y el relato de la conversión del rey Ezana al cristianismo. El rey Ezana es el primer rey que se convierte a la religión de Jesucristo, de lo que hay constancia gracias a esta piedra Sin embargo, hay también otras piedras en cuyas inscripciones se evidencia que Ezana todavía se encomienda a dioses paganos o astrales, como el Dios del agua, el de la luna, de la comida, de la guerra, etc.

 

Los nueve santos

Lo que nos cuenta Rufino, queda ahí, en el aura de la leyenda, pues la verdadera evangelización se realiza en el Siglo V, a mano de los famosos nueve santos romanos de Etiopía. Son predicadores que provienen de la iglesia de Roma. Su llegada a Etiopía es de suma importancia pues es a partir de ellos cuando se empieza a expandir la religión. Son nueve santos de la Iglesia de Roma, pero de la Iglesia Romana de Oriente, de Bizancio, por lo que la religión cristiana que traen es la ortodoxa.

Algunos de ellos son griegos como San Pantaleón y Licanos y otros siete son arameos, de Siria. La procedencia de estos predicadores es muy importante porque ese es el momento de una de las grandes disputas teológicas que caracterizan a Bizancio, la disputa sobre la naturaleza de Jesús y cuya disputa viene con ellos.

Cuando llegan a Etiopía los nueve santos, el rey en ese momento es Ela Amida II. Se establecen en Axum y desde ahí van extendiendo su evangelización hacia el este, hacia la actual Eritrea. Muerto el rey, la predicación de estos santos coincidirá con la subida al trono del que será un poderosísimo rey, el rey Kaleb que reinará entre 493 y 534 d.C. Este rey se distingue por ser el que retoma el control político y comercial hacia el Mar Rojo, hacia el Yemen.

En esa zona se había organizado una revuelta por parte de un reyezuelo judío llamado Dunovas que mató y martirizó a una serie de comunidades cristianas instaladas en los puertos del Mar Rojo. Con tal motivo, Justino el emperador de Bizancio, envió una carta al rey Kaleb para que castigara estos atropellos a las comunidades cristianas. Tras el éxito de la campaña que emprendió, Kaleb retomó el control total sobre el sur de Arabia y derrotó a Dunovas. Habiendo hecho esto, se dirigió a Jerusalén y desde allí abdicó y cedió el trono a favor de su hijo Gebre Meskel. Se retira como ermitaño y vivirá con San Pantaleón, uno de los nueve santos, en una ermita en lo alto de una colina. El lugar es conocido como el Monasterio de Debre Pantaleón en el que se encuentra una piedra en la que dice la leyenda que el rey Ezana se sentaba con Pantaleón a conversar. Pantaleón, por su parte, no se sentaba, pues de él se dice que estuvo 45 años sin sentarse.

Sabemos que hay otro San Pantaleón en la iglesia católica, cuyo culto tiene gran predicamento en España, en concreto en Madrid, donde se le venera y donde supuestamente, su sangre se licua una vez al año. Cabe preguntarse si este santo es el mismo o es otro santo distinto habida cuenta que el uno es venerado por la iglesia ortodoxa y el otro por la católica. Lo mismo sucede con el rey Kaleb, que también será nombrado santo. Una posible explicación sería que a la llegada de este santo, así como de Licanos, ambos griegos, el cisma monofisita no hubiera cuajado y, en esos momentos, estos santos fueran católicos. Siendo griegos es natural que vinieran de Constantinopla, pero antes de que se produjera el cisma. Es en estos momentos en los que se discute sobre la naturaleza de Jesús. ¿Es humano? ¿Es divino? ¿Es mas humano que divino? ¿Es mas divino que humano?

Estas discusiones tenían trasfondos políticos en el imperio Bizantino. Cada diócesis tenía ideas teológicas diferentes y se apoyaban en sus formas de pensar para asuntos de competencia territorial dentro del imperio. Los Patriarcas gozaban de mucho poder político y cualquier asunto teológico era visto en clave casi nacionalista. En este aspecto, el Patriarca participaba de las luchas de poder internas del imperio. Los Patriarcas de Alejandría, de Antioquia y de Constantinopla tenían muchísimo poder, hecho éste que se manifestaba en luchas entre sus respectivos Patriarcados.

Los otros siete santos son: Afsé, Garima, Guma, Sehma, Alef, Gimata y Abuna Aregawi, que es el más famoso porque fundó el Monasterio de Debre-Damo, al que sólo se puede acceder con cuerdas. En las representaciones se le ve en muchas posturas y siempre con serpientes, ya que la tradición dice que tras dominar a una serpiente, ésta lo elevó a lo alto de la roca y allí fundó su monasterio, al que no puede entrar nada femenino, ni gallinas.

¿Qué Iglesia se afianzó en Etiopía? ¿La monofisita o la católica?

La gran discusión bizantina tiene lugar en el tercer Concilio Ecuménico de Efeso en el 431. Allí triunfará la tesis de Alejandría según la cual, de las dos naturalezas de Jesús, en el momento de la encarnación, Jesucristo tomó la divina. Al ser una la naturaleza que predomina sobre la otra, el movimiento o ideología, se denomina “monofisita”. El Patriarca de Alejandría y sus seguidores se impusieron a las otras diócesis.

El problema no quedó resuelto porque con posterioridad sube al poder del imperio Teodosio II, que es anti- monofisita y poco amigo de los herejes. Hay que tener en cuenta que el triunfo de las tesis de Alejandría había movido los hilos del poder dentro del Imperio y que las tesis de Constantinopla habían quedado relegadas.

Esto provocará aún más confusión que se tratará de resolver en el Concilio de Calcedonia en el año 451.

Aquí Alejandría no acepta las tesis de Constantinopla, que a su vez vienen de Roma, del Papa León I, que proponen que hay dos naturalezas, la divina y la humana, pero en una sola persona. La mentalidad griega no admite este tipo de premisas, pues dos naturalezas se deben de corresponder con dos personas. Esto significará un corte teológico entre Alejandría, por un lado, y Constantinopla y el mundo católico, por otro.

Como hemos visto con el relato de Rufino, el obispo de Etiopía era nombrado por el patriarca de Alejandría, por lo tanto, cabe deducir que la iglesia Etíope, feudataria de la iglesia de Alejandría, es monofisita a partir del año 451. Es cierto que la ruptura no fue inmediata, pues en un principio existieron en Alejandría durante los siglos V, y VI dos Patriarcas, uno católico y otro monofisita. A partir del siglo VI el obispo católico desaparece definitivamente.

 

¿Quién nombra a los patriarcas etíopes durante esos dos siglos en los que había dos en Alejandría?

No está muy claro, quien nombra a los patriarcas etíopes, pero no es demasiado importante el asunto, puesto que, como hemos visto, quienes realmente expandieron el cristianismo por Etiopía fueron los nueves santos. Dado que unos vinieron de Siria, cuna de las ideas monofisitas y otros de Constantinopla, cabría preguntarse si durante este periodo de tiempo las ideas de unos quizás fueran monofisitas y las de otros, católicas. Hay teorías contradictorias al respecto.

Lo que está claro es que la desaparición del obispo católico de Alejandría conlleva la desaparición del de Etiopía, si es que lo había, y que se quedara Etiopía bajo el amparo del patriarca monofisita.

En los documentos de la época se ven claramente expresiones muy duras, casi de odio contra Roma. Al Papa León I, se le tacha de “sucio y maldito”. De ello se puede deducir que a partir del Siglo VII, Etiopía es monofisita, teoría por la cual, en Jesús predomina la naturaleza divina sobre la humana, en contra del magisterio del Papa de Roma.

A la iglesia egipcia se le llama copta, y es, teológicamente hablando, monofisita. La iglesia Etíope es pues, en tanto que dependiente de Alejandría, teológicamente copta hasta 1959, momento en que deja de obedecer al patriarca de Alejandría. Con Haile Selassie, que como emperador no acepta la subordinación en ningún aspecto con respecto a Alejandría, se hace una iglesia llamada “autocéfala” sin que por ello se distanciaran o separaran teológicamente ambas iglesias.

Esta iglesia etíope es muy judaizante, no olvidemos sus orígenes y el hecho de que había muchos judíos en Etiopía. Debido a ello, se mantienen preceptos claramente provenientes del judaísmo tanto en la liturgia como en la alimentación, entre otros aspectos. Por ejemplo, no se come cerdo, ni marisco, ni insectos, ni grandes aves, rumiantes, etc., la forma de matar los animales para alimentarse es también la misma, es decir hay que desangrarlos. La circuncisión es también norma en Etiopía y las iglesias tienen forma octogonal, lo que se atribuye al antiguo judaísmo aunque no se sabe con certeza si recuerdan al antiguo templo de Salomón en Jerusalén.

El cristianismo en Etiopía tiene más días de ayuno que los normales en el resto del cristianismo. Normalmente son 180 días, pero el clero etíope hace 250. Los miércoles y los viernes son los días más proclives al ayuno. Persiste también el tema litúrgico del Arca de la Alianza, siendo imprescindible que haya una copia del “tabot” en todas las iglesias para que estas puedan celebrar el culto

Como resumen de lo que se puede decir sobre la iglesia Etíope:

Es copta por sus ritos, aunque no dependan de Alejandría
No es Calcedoniana, es decir se aleja de las tesis romanas
Es monofisita, es decir, aceptan el predominio de la naturaleza divina
Es ortodoxa, es decir, separada de la iglesia de Roma
Es etíope, es decir, “autocéfala”

 

¿Quiénes son y cómo se identifican sus Santos?

 

  • San Rafael sostiene una gran lanza acomodado sobre el lomo de una ballena, custodiando la iglesia.
  • San Jorge, salva a la doncella, a la que se conoce como “chica de Beirut”. Esto explica, en alguna medida, las leyendas orientales sobre San Jorge que nació en Lot, que está en la actual región de Ben Gurión en Israel. San Jorge es un santo guerrero, violento y es posible que por ello fuera adoptado como patrón durante el Medioevo por muchas naciones, entre otras en Cataluña. Es un santo que se encuentra en casi todas la iglesias ortodoxas.
  • San Yared patrón de la música, que es representado con un sistro, instrumento musical del que se dice que tiene el sonido de los clavos de Cristo. Es como un sonajero. A este santo se le pinta rodeado de animales que lo miran extasiados. Es el liturgista de la iglesia Etíope y el que compuso los ritos que perviven aún.
  • Arcángel San Miguel, es el juez de las almas, el caudillo de las huestes celestiales y se le representa pisando al demonio.
  • Arcángel San Gabriel, aparece con los tres famosos chicos del libro de Daniel a los que protege del fuego de la caldera cuando los están hirviendo.
  • Belay el Caníbal es el santo que mató a 72 personas y se las comió. Por su trayectoria de vida, estaba condenado a ir al infierno donde Satanás lo estaba esperando. Sin embargo, en un momento de su vida, una persona a la que estaba matando, le pidió agua “por amor a la Virgen” y éste se la dio. La virgen, en agradecimiento, cuado murió Belay, en el momento en que Satanás estaba pesando en su balanza los actos de su vida para llevárselo al infierno, hizo trampas poniendo su dedo sobre la balanza de Satán para que el santo no cayera en sus infiernos.
  • Takla Haymanod, este santo estuvo durante 7 años sustentándose sobre una sola pierna, tras lo cual se le cayó la que no utilizaba. Por su devoción, Dios le concedió tres pares de alas.
  • Abuna Aregawi, el que construyó el Monasterio accesible sólo con cuerdas.
  • Gebre Manfús Keddúss es un santo sirviente de Dios y predica mucho tanto a las personas como a los animales. Es como San Francisco. Se dice de él que una vez vio un pajarito que mientras le escuchaba, se moría de sed. Ante la falta de agua, el santo le dio de beber líquido de su ojo. Se le representa siempre con un pájaro con el pico en su ojo. Es muy peludo por lo que, aun yendo desnudo no se le ve nada y por ello se le pinta vestido con una especie de plumaje que le cubre todo el cuerpo. El hecho de ir desnudo y predicar en el desierto recuerda a la figura de San Juan Bautista.
  • Eostateos, por el nombre, bien pudiera ser San Tadeo. Se dice de él que vino del Alto Egipto subiendo el Nilo contra corriente sobre una piedra y se le atribuye poder sobre las aguas, que siempre le obedecían. Ponía puentes allí donde hacía falta en el río.
  • La Virgen María, hay muchas pinturas dedicadas a ella. En la liturgia etíope hay un mes entero dedicado a María. La cuaresma también está dedicada a ella. Es muy venerada en la iglesia de Etiopía. Hay también una imagen de ella recurrente en todas las pinturas que se refiere a la huída a Egipto. Se hacen cobijos con palmeras en donde esconden a la pareja fugitiva. Hay imágenes bastante curiosas como por ejemplo, la que se ve a la Virgen pegando al niño Jesús porque ha roto una jarra, lo que entra en clara contradicción con el hecho de aceptar que su naturaleza es divina. Puede venir de los evangelios apócrifos, en los que, en alguna medida, se ve también la naturaleza humana.

La iglesia etíope en su afán de emular la estructura octogonal del templo de Salomón, construyó muchas de sus iglesias con este tipo de planta. Es curioso porque todos los templos semíticos, desde la más remota antigüedad han estado orientados hacia el este y divididos en tres partes: el atrio de entrada, el área de ceremonia y el “santa santorum” o zona interior, más sagrada y más inaccesible a la que sólo los sacerdotes entraban.

En las iglesias etíopes, la división tripartita existe, pero de modo circular de circunferencias concéntricas como si de ensaimadas se tratara. Los fieles sólo pueden pasear por el círculo externo, que es decorado profusamente. En el interior hay otras dos habitaciones a las que no se tiene acceso.

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